Celebrando Samain

Hoy hemos celebrado Samain, el nombre gallego de la fiesta que se celebra el 1 de noviembre. Así despedimos a Raquel, voluntaria gallega, entregada y comprometida, que ha sido una de mis compañeras. Hemos hecho un taller de pintura de caras y preparado unas natillas, que al cierre de la edición del blog aún se estaban enfriando.

Antes, esta mañana, hemos hecho un reparto de zapatos. Nos los pasaron desde otra ONG y una vez clasificados y preparada una lista de necesidades por habitaciones hemos hecho el reparto. Las mujeres han aceptado de buen grado la fila de espera, alguna ha intentado colarse, alguna se ha alargado mucho tiempo buscando y eligiendo los zapatos pero al final ha terminado bien. Sorprenden estos resultados con los pocos medios que tenemos.

Natillas de Samain

Aquí las familias vienen de Siria, Afganistán y Congo. De las dos primeras sabemos porque las noticias occidentales han hablado bastante pero del Congo tenemos muy escasa información. Indago un poco y es un país africano de los más grandes, antiguo Zaire, rico en recursos muy importantes como uranio, diamantes o coltan. Desgraciadamente rico también en un periodo colonial salvaje, dictaduras, guerras secesionistas y escenario de la denominada guerra mundial africana cuando fue invadido por todos sus vecinos. Derechos humanos inexistentes y un país con graves casos de violencia contra las mujeres. Como no van a escapar de allí. Y qué responsabilidad tenemos el primer mundo de lo que está pasando en África.

Esta tarde hemos tenido una sesión de formación para las últimas voluntarias que han llegado. Insistimos en el respeto a la política y religión; no preguntar por periodos que les han sido muy duros como lo que les motivó a huir y más bien escuchar lo que quieran contarnos; ser conscientes de que el voluntariado es un tiempo limitado y hay que saber despedirse sin crear un vacío afectivo, especialmente con los niños; en pocas palabras ” ponernos en su piel”.

Desde mayo hemos pasado unas 80 personas, mujeres en su mayoría. La gente repite y las que estuvieron hace un tiempo comparan y nos dicen que está muy mejorado. Esto anima evidentemente. Hace que se mantenga la ilusión y la esperanza. También el voluntariado crea fuertes lazos de afecto y amistad, el valor añadido de compartir la empatía y la solidaridad.

Enfilo mis últimos días en Atenas. Orgulloso de haber apoyado a unas madres muy vulnerables en las primeras etapas de vida de sus hijas e hijos y encantado de haber compartido estás vivencias con unas voluntarias solidarias de muy alta calidad humana.

Leave a comment